Skip to main content

Una red que nació para crecer en resistencia.

El imaginario social de país se encuentra en una constante resistencia a todo lo diferente, como país sorprende que existan divergencias de pensamiento, se beta la apertura a los temas “complejos” en los espectros más dinámicos como la familia, la educación y las relaciones sociales, estos temas pueden crear diferencias y llevarnos hacia un dialogo y si este se da,   existen altas probabilidades de  tensión y el dialogo se rompe. En esos espacios, no entra la política, la religión, o la historia, menos la sexualidad o la identidad de género diversa.

La violencia, el odio y destierro es el resultado de ser o bien verse como un aliado de lo  diferente y las personas trans somos diferencias y resistencias a todo aquello que no cabe en las conversaciones y convenciones sociales, nuestra existencia no es nueva ni una moda, no se contagia por vivir, compartir o saludar, o se aprende, es identidad y nace con la construcción de cada ser que puede identificarse en diferentes etapas de la niñez, adolescencia, juventud y adultez, la identidad de las mujeres trans era considerada como una enfermedad, pero derivado del empuje y accionar de organizaciones que buscan y luchan por el derecho a las vidas trans, reafirmamos que no estamos locas, ni enfermas.

Nos encontramos en los periódicos, en los libros, pero no es sino gracias al empoderamiento y defensa por nuestros propios derechos que hemos encontrado los vacíos en el papel donde no nos nombran, por excusarse de no entendernos, liderado por un sistema patriarcal que también nos niega el derecho a conectarnos con un cuerpo y una identidad que trasciende y transgrede lo conocido como femenino.

La sociedad resiste a reconocer las violaciones a los derechos humanos de las personas trans fuera de sus libros y biblias, pero nosotras resistimos, permanecemos y seguimos contando a todas las que nos va quitando el sistema, a causa de la irresponsabilidad de un Estado que se niega a reconocer nuestra identidad que vulnera y valida el odio y la violencia que no es normal, pero que acompaña nuestra existencia en una sociedad que ignora y no nos reconoce.

Nacimos hace 10 años con la urgencia de seguir creando los espacios en donde nos nombramos, escribimos, caminamos para ser vistas y reconocidas en la calle, en el ámbito familiar, educativo y laboral, discutiendo los mecanismos que empujen el reconocimiento a ser y vivir, no solamente por nuestra identidad TRANS, sino por el derecho que nos garantiza la Constitución a la identidad de ser mayas, garífunas, xincas, ladinas o mestizas, todas mujeres trans.  Este caminar nos ha tomado décadas y reconocemos todo el  camino que nos tomará en el futuro.  No tenemos miedo, hemos aprendido a sobrevivir con este,  ya que retamos  a la violencia y opresión a diario, hemos aprendido que lo peor de existir, es no ser lo que somos, es decir negarnos la expresión de lo que somos.

Buscamos estar conectadas y sostenidas con otras como nosotras en todo el país y seguimos como red, entendiendo  que es esta es otra resistencia a pesar de las distancias y distintos territorios, cada una con un contexto local distinto, pero con el sueño de tener conexiones en todo el país que permitan visibilizar que nuestra identidad no se delimita a lo urbano, por ser las ciudades categorizadas como espacios donde todo se pone “de moda”, las mujeres trans vivimos y respiramos para encontrar a aquellas que también creen que se puede cambiar y transformarse hacia lo que somos, no somos una moda.

El reto es reconocer la falta de información y de conocimiento sobre la identidad de género en otras y otros actores y actoras locales y autoridades comunitarias en todos los espacios que no permite el desarrollo integral de mujeres trans y que son atacadas por su forma de vida y su expresión de género al verlas como una amenaza a las normas establecidas socialmente a lo que es hombre y mujer, así como sus roles sociales y culturales. 

Entendemos que la cosmovisión maya las mujeres (cisgénero) forman parte de la dualidad de la creación por representarse a través del Corazón de la Tierra, al fertilizarse por la lluvia del Corazón del Cielo (hombre cisgénero) y que se reconoce la creación de la humanidad viene de los cuatro padres y cuatro madres (dos veces padre y dos veces madre según la creencia), situación que establece la binariedad de la sociedad que sustenta la prolongación de las y los humanos. 

¿Pero entonces, es válido cuestionar de dónde vienen estas ideas?  En este respecto, la idea de las identidades fuera de lo binario no existe, o no son reconocidas y se niegan aún. La identidad de género de mujeres trans mayas es aún más difícil de reconocerse en sociedades indígenas y el reto es seguir dando cuenta de nuestra existencia, hasta que está deje de ser negada.

Hablar de nuestra existencia e identidad es una labor que debemos asumir, pero trabajamos para que no debemos explicar más, para poder existir, sino solo vivir, hemos llegado a 10 años de historia institucional y seguimos trabajando para dar ejemplo de que la vida se respeta.

Buscamos que la inclusión sea la norma y que el resto de derechos no sean asumidos como algo negado, sino algo tácito, por más vida institucional que no busca derechos especiales sino que valide nuestro valor social a ser diversas, a ser distintas y a estar vivas.

Hemos tomado este espacio para escribir nuestra historia y justo ahora podemos tenerlo, además de escribir el futuro que ya hemos soñado. Tomamos e inauguramos esta  espacio virtual como la hoja en blanco que espera para que vayamos dibujando los sueños que se van logrando.